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Charli El ABC 12.01.15.  

A inicios del pasado mes de Octubre (2014) publicamos dos notas relativas a los ataques islámicos, que nos enfrentan a una guerra ideológica que afecta a las libertades de la ciudadanía mundial y pone centro en solo una de las partes.  

Pareciera que el ataque indiscriminado de determinados fanáticos del islamismo (Isis – Al Qaeda – sunnitas vs. chiitas, entre otros) se justifica en que dichos grupos son víctimas del resto del mundo. Y este es el gran peligro que enfrenta la opinión pública mundial. Llama la atención que Latinoamérica no participo de la monumental movilización convocada en Paris el pasado domingo.

La misma fue encabezada por el Presidente de Francia, François Hollande, y acompañado por decenas de líderes de todo el mundo. Tampoco estaba el Presidente Obama, aunque nadie puede dudar de la acción de EUA respecto del terrorismo internacional.

Si puede causar dudas la actitud latinoamericana. Todos los países de la zona reprobaron el brutal ataque hubo actos de desagravio, Buenos Aires, por ejemplo, aunque morigeraron la agresión en determinados términos. Determinadas expresiones fueron lesivas para la condición humana. Pongamos como ejemplo, solamente lo expresado por la decana de la Facultad de Periodismo de La Plata (Argentina), Florencia Saintout, cuando al criticar el atentado hizo la salvedad de que debemos conocer el contexto en donde se produjo el atentado.

Este es el gran peligro que muchos inocentes (no el caso de la rectora) justifiquen crímenes de lesa humanidad. No existe bien mayor que la vida. No hay víctimas que tengan justificación para matar. Los problemas están en todas las partes del litigio. Ninguna tiene prioridad para asesinar.

Algunos conceptos nos pueden ayudar a entender al Islam. El termino califato islámico no dictamina referencias a una guerra ideológica del mal. Hace referencia al primer sistema de gobierno establecido en el Islam y representó la unidad en torno al líder de la umma (comunidad) musulmana. En teoría, se trata de una república constitucional aristocrática (Constitución de Medina). Significa que la cabeza del Estado, el califa, y todos los miembros, son representantes del pueblo y del islam y deben gobernar de acuerdo a la ley religiosa, o sharia.

A continuación, nos parece importante reproducir un resumen de las notas mencionadas.

La batalla intelectual contra el Estado Islámico

Jeque Mohamed bin Rashid Al Maktum, vicepresidente y primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos y gobernante de Dubái.

Para evitar que el EI nos haga entender por las malas debemos reconocer que no podemos extinguir los fuegos del fanatismo exclusivamente por la fuerza. Desde luego, el EI puede ser derrotado militarmente —y lo será— por la coalición internacional que ahora se está formando y que los EAU están apoyando de forma activa, pero la contención militar es solo una solución parcial. La paz duradera requiere otros tres ingredientes: ganar la batalla de las ideas, mejorar la administración de los asuntos públicos en los casos en que sea deficiente y apoyar el desarrollo humano de las bases.

Una amenaza mundial requiere una reacción también mundial. El EI es una organización bárbara y brutal. No representa el islam ni los valores más básicos de la humanidad. Aun así, ha surgido, se ha extendido y ha resistido a los que se oponen a ella. No estamos luchando contra una organización terrorista, sino contra la encarnación de una ideología maligna que se debe derrotar intelectualmente.

Sus semillas están germinando en Europa, Estados Unidos, Asia y otras zonas. Con sus retorcidas connotaciones religiosas, esa franquicia de odio está a disposición de cualquier grupo terrorista que quiera adoptarla. Entraña la capacidad para movilizar a miles de jóvenes desesperados, vengativos o airados y los utiliza para atacar los cimientos de la civilización.

La ideología que alimenta al EI tiene mucho en común con la de Al Qaeda y sus filiales en Nigeria, Pakistán, Afganistán, Somalia, Yemen, el norte de África y la península Arábiga. Lo que más me preocupa es que, hace un decenio, semejante ideología era lo único que Al Qaeda necesitaba para desestabilizar el mundo, incluso desde una base primitiva en las cuevas de Afganistán. Hoy día, los miembros del EI tienen acceso a la tecnología, las finanzas, una base territorial enorme y una red yihadista internacional. Lejos de ser derrotada, su ideología de rabia y odio se ha vuelto más estricta, perniciosa y generalizada.

La solución tiene tres componentes. El primero es el de contrarrestar las ideas malignas con pensamiento ilustrado, mentalidades abiertas y una actitud de tolerancia y aceptación. Ese método procede de nuestra religión islámica, que exige paz, honra la vida, valora la dignidad, promueve el desarrollo humano y nos inclina a hacer el bien a los demás.

Solo una cosa puede detener a una juventud suicida que está dispuesta a morir por el EI: una ideología más sólida que la guíe por la senda correcta y la convenza de que Dios nos creó para mejorar nuestro mundo, no para destruirlo.

En esa batalla de las mentalidades, los pensadores y los científicos de altura espiritual e intelectual entre los musulmanes son los que están en mejores condiciones para encabezar la lucha.

El segundo componente es el apoyo a las medidas adoptadas por los Gobiernos para crear instituciones estables que puedan prestar servicios reales a sus pueblos. Debe quedar claro para todo el mundo que el rápido crecimiento del EI fue alimentado por los fallos de los Gobiernos de Siria y de Irak: el primero hizo la guerra contra su propio pueblo y el segundo promovió la división sectaria.

El último componente es el de abordar urgentemente los agujeros negros en materia de desarrollo humano que afligen a muchas zonas de Oriente Próximo. Esa es una responsabilidad no solo árabe, sino también internacional, porque brindar oportunidades a las bases y una mayor calidad de vida a los pueblos de esa región es la garantía para mejorar nuestros problemas comunes de inestabilidad y conflictos. Si fracasamos, los abandonaremos al vacío, el desempleo y las maliciosas ideologías del terrorismo.

Todos los días en que damos un paso hacia el desarrollo económico, la creación de puestos de trabajo y el aumento de los niveles de vida, socavamos las ideologías del miedo y del odio, que se nutren de la desesperanza. Privamos a las organizaciones terroristas de su razón de ser.

No hay nada más poderoso que la esperanza de una vida mejor.

www.project-syndicate.org

http://elpais.com/elpais/2014/09/29/opinion/

ISIS: ¿el Islam es la solución?

Iván Petrella

Históricamente, la comunidad internacional intentó combatir los grupos fundamentalistas del Medio Oriente interviniendo militarmente. Ahora, ante las atrocidades que viene cometiendo ISIS, una fuerte ofensiva militar se está complementando con una nueva alternativa: el combate teológico, la batalla por la definición del Islam. Lo que se busca es que el Islam sea una herramienta, y a largo plazo tal vez la herramienta central, en la pelea contra fundamentalistas.

El argumento que subyace a esta opción fue resumido por un importante referente del clero musulmán, el Sheik Bin Bayyah: “Si no derrotas las ideas intelectualmente, las ideas van a resurgir”. Por eso, hay que combatir ISIS con el Islam y así evitar que sean los extremistas quienes definan la fe. El combate se está dando en tres niveles distintos: juristas y autoridades del Islam, sociedad civil y Estados nación.

La oposición al accionar de ISIS por parte de reconocidos académicos musulmanes no es algo nuevo. Desde que declaró el establecimiento de un califato, el grupo fue condenado por diversos referentes de la fe. Figuras importantes de Al-Azhar, la universidad más antigua del Islam, lo rechazaron abiertamente: “El califato islámico no puede ser restaurado por la fuerza. Ocupar un país y matar la mitad de su población (…) no es un estado islámico, eso es terrorismo”.

Ciento veinticinco académicos y clérigos del Islam, de distintas nacionalidades, redactaron una carta en la cual criticaron a ISIS por justificar sus atrocidades en nombre de Dios. Premisas como “agredir en nombre de Dios no es propio del Islam” y “obligar a la gente a convertirse es ajeno al Islam” son sostenidas con extractos de los textos sagrados. La carta está dirigida al líder de ISIS, pero también hacia la comunidad musulmana en general, con el fin de evitar que nuevos fieles se alisten o colaboren financieramente.

La sociedad civil también se apropió de la tarea de difundir que ISIS no representa el Islam. Cuando se dio a conocer que en los actos de ISIS participaban jóvenes provenientes de países occidentales, jóvenes musulmanes británicos comenzaron en las redes sociales la campaña #notinmyname (no en mi nombre). La misma lógica se puede encontrar a nivel estatal si se tiene en cuenta que los primeros en unirse a la coalición liderada por Estados Unidos fueron países musulmanes como Arabia Saudita, Bahréin, Qatar, Emiratos Árabes, Egipto y Jordania. En este sentido, el presidente Obama hizo hincapié en sus discursos en la necesidad de marcar la distancia entre ISIS y el Islam; sostuvo que ninguna religión justifica el asesinato de inocentes y remarcó que, hasta el momento, la mayoría de las víctimas han sido musulmanes.

Pero hay que evitar el peligro de que nuevamente el accionar de un grupo extremista lleve a la generalización y a la identificación de una enorme cantidad de creyentes con la violencia de una minoría. Culpar a 1.400 millones de personas por las atrocidades que cometen algunos refuerza la postura fundamentalista, en la cual un grupo se considera el representante del Islam en su totalidad.

Para combatir a grupos extremistas como ISIS el Islam inevitablemente debe ser parte de la solución, lo cual requiere un esfuerzo de la comunidad musulmana y de la comunidad internacional. La Argentina es el país con mayor número de musulmanes de América Latina y ejemplo destacado de la convivencia de las tres religiones de raíz abrahámica. Seguramente podríamos aportar nuestra experiencia para ayudar en esta tarea urgente.

http://opinion.infobae.com/ivan-petrella/2014/10/08/isis-el-islam-es-la-solucion/

Reflexiones Finales

Ambos expositores coinciden en prácticamente lo mismo. Y debemos reconocer que tanto Occidente como como el Islam no ha tenido éxito frente a los terroristas.

Sergio Romano, del Corriere della Sera opina hoy en el diario La Nación de Buenos Aires:

“Después de haber llorado a los muertos y condenado el asesinato, es tiempo de decisiones. Si la estrategia adoptada hasta ahora no sirvió para impedir los ataques de Paris, hay que volver a hacer cuentas con la realidad. A una amenaza tan arbitraria y difusa se responde con otros medios y programas. Debemos saber, que quieren nuestros enemigos. ¿Destruir las democracias occidentales? ¿Convertir o asesinar a todos los fieles de otras religiones? ¿Sacar al Papa de Roma, como parece la intención del “califa” Abu Bark al-Baghdadi?

La verdadera guerra, hoy, es aquella que se libra en el interior del mundo musulmán. Es la guerra entre una secta fanática y regímenes políticos usualmente inciertos, titubeantes, pero todos más o menos relacionados, por razones de afinidad o conveniencia, con Europa, Estados Unidos y Rusia. Es una guerra civil sin cuartel donde las victimas musulmanas son incomparablemente más numerosas que las causadas por los atentados terroristas en nuestras ciudades. Y se complica aún más por el antiguo odio entre las dos familias religiosas del Islam: los sunitas y los chiitas”.

 

Notas Relacionadas:

http://codigoinversor.com/2014/07/la-guerra-de100-anos/

http://codigoinversor.com/2014/08/un-mundo-turbulento-las-diez-guerras-que-hacen-de-2014-un-ano-peligroso/

http://elabcfinanciero.com/2014/10/a-un-mundo-convulsionado-por-las-guerras-se-suma-el-ataque-del-califato-islamico/

 

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